El adiós de José Emilio,
Tu nombre es de los que no pueden olvidarse para siempre,
son dos en uno que nos dan por resultado una tercera persona, en una fusión de
prolífica prosa, incansable en ideas, creador de universos fantásticos, como
los preferías.
Gladiador de mil batallas intelectuales, de ortodoxo
escribir y leer en público, algo que ya muchos olvidaron.
En tus relatos, el vacío, el eco, la sombra, el ayer, la
noche, lo hueco, la ligera tela entre la luz y la obscuridad, siempre
estuvieron presentes.
Te dolía la historia de los pueblos, su sacrificio, su
violencia, su represión, aún cuando no estuviste ahí, ni nacido, ni vivido en
esas tierras.
Tus seres fantásticos te acompañaron hasta el final de
tus días. Te apremiaba lo inmediato, lo sencillo, la claridad, huías de lo
rebuscado, lo laberíntico.
Sencillo, con contenido. Con historia, prosa, síntesis de
las pastas duras, mejor hojas ligeras para llevar consigo durante todo un viaje.
José Emilio, nos quedamos con tus escritos, tu entereza,
constancia y el ejemplo de un excelente escritor mexicano.
Al destino: Deseo que ese hoyo negro que se está llevando
a una buena parte de intelectuales mexicanos, cierre su voracidad, su
insaciable sacrificio.
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