Michoacán, el desmoronamiento del Estado
La involución
social se presenta cuando el Estado no cumple son su razón y deber ser. El caso
de Michoacán llama la atención al suplir lo que se creía solo pasaba en
Tijuana, una región limítrofe, la orilla del país, pegada al desierto y en la
puerta de la gran urbe del mundo. Con un amplio sentido de imaginación geográfica,
quizá la frontera se recorrió al centro del país, porque Michoacán padece de
los mismos males sociales que aquella interesante ciudad fronteriza.
Pero
Michoacán, claro un estado, no una ciudad, tiene un agravante más: la falta de
un sólido, constante y permanente gobierno. Un ejecutivo débil como el mismo
rostro de su gobernante, ausente por enfermedad, luego un gobernador interino,
hoy arraigado por 40 días por existir indicios de su relación con el
narcotráfico, después, vuelta del mismo gobernado Fausto Vallejo, después el
llamado virrey, el comisionado Alfredo Castillo.
La
solicitada desaparición de poderes en ese estado, ha llegado al mismo congreso
de la Unió y al Senado, que ven compleja la situación, que han preferido desecharla.
Otro tema que está a punto de salirse de cauce, es la relación de los
denominados grupos de autodefensa con el gobierno federal y el mismo gobierno
local.
Autodefensas
y gobierno han firmado acuerdos los cuales no se respetan, ni se respetarán,
una vez que se termine el parque, porque serán cartuchos quemados. Mireles, ese
ciudadano con voz valentonada no tarda en llevar su propia autodefensa tras las
rejas, igual que pasó al llamado Papá Pitufo. Obvio es que los desarmaran y si
bien les va, serán incorporados como soldados o policías comunitarios pero sin
rango, el poder es único y no se comparte, señala el refrán y este caso no será
excepción.
No hay una verdadera
política de recuperación del Estado mexicano en Michoacán. La aparente limpia
no llega a fondo, es simulación. El michoacanazo, fenómeno político, social,
cultural y económico, ya tiene otros referentes en los estados norte del país
con menor o mayor intensidad pero que todavía no estallan en crisis.
Michoacán
puede ser la muestra, el botón de lo puede ocurrir en otras esferas del poder.
Estaremos atentos
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