Campobello, una historia inconclusa
Esta es una investigación
periodística la cual se desarrolló durante cinco años, recabando datos,
realizando entrevistas con los mismos secuestradores, en la cárcel y después
cuando en forma inusual en el sistema de justicia mexicano, fueron absueltos, además
de recorrer un largo camino para encontrar a otros actores que aportaran datos
a la investigación.
Parte de esta investigación fue
publicada en Noticias MVS, en el programa que condujeron Carmen Arestegui y
Javier Solorzano, después en el diario El Universal en su sección cultural y
posteriormente ve la luz en forma de gran Reportaje en el Diario Excélsior, en
7 de noviembre de 2002.
Por ese motivo, fue merecedor el
Premio Nacional de Periodismo “ José Pagés Llergo ”, en la categoría de
Reportaje, propuesto por el mismo diario Excélsior, en 2003.
La herencia
de Campobello ¿Dónde está?
* Sirvientes, funcionarios, "artistas" y
mazahuas, los beneficiarios.
* Su casa de
descanso en Ecatepec, habitada desde 1968 por sirvientes.“ Una carta a mano de
Nellie”, me respaldan en la ocupación de la casa, dice Olivia Cárdenas en
entrevista exclusiva.
* Virginia Techich de Fuentes León, otra de las
propietarias.
* “Voy por la herencia”, sentencia Cristina
Belmont
* Carlos Moya, sobrino directo de Campobello, abre
demandas por robo de bienes y reclama: “ Soy el único y legítimo heredero”.
* “Mi única culpa fue haberla ayudado”, dice Claudio
Niño Fuentes.
* “No tengo culpa”, apela abogado Enrique Fuentes
León.
Abogados, funcionarios, mozos, indígenas mazahuas y la servidumbre,
integran la cadena de “beneficiarios” de la fortuna artística, cultural y
económica que por más de cincuenta años cosechó, Nellie Campobello Montrhon o
Francisca Moya Luna como fundadora del Ballet de la ciudad de México, Directora
de la Escuela Nacional de Danza (INBA), escritora de la revolución
mexicana y poetiza.
A cuatro años de la aparición de sus restos en el panteón municipal del
municipio de Progreso, Hidalgo ( diciembre de 1998) y quince de su desaparición física ( 19 de
febrero de 1985) la historia negra empieza a destejerse a partir de una amplía
investigación sobre los motivos de su “ocultamiento físico a su familia y a la
comunidad artística e intelectual”.
La herencia de Campobello ha llegado a ser considerada “ incalculable”,
dice Laura González Matute, investigadora de arte del INBA -“por las obras que
poseía, entre ellas vocetos, dibujos, cuadros, telones ( pinturas sobre papel
de ocho metros por quince de largo), pintados para sus puestas en escenas por
José Clemente Orozco, Diego Rivera, Roberto Montenegro, Antonio Ruiz, José
Chávez Morado y Julio Castellanos” En todo caso, de este punto podría hablarse
de millones de dólares, puntualiza Matute.
Cuentas bancarias, casas y terrenos en el Distrito Federal, en
Ecatepec, Estado de México y en Villa Ocampo, Durango, a parte de una infinidad
de obras de arte, joyas, centenarios donados por el mismo presidente Venustiano
Carranza a Campobello, pianos verticales, tapetes persas, jarrones egipcios,
vestuarios regionales, banderas de las batallas de Francisco Villa, y una muy
bien integrada biblioteca, también
integraban en menaje de Campobello que pasaron a otras manos,
relata con cierta nostalgia y denuncia, Carlos Moya, sobrino directo de
Campobello quien ha iniciado una demanda por robo “ contra quien resulte
responsable”.
Años
antes
La historia de Campobello es la historia de una novela policíaca, donde
los mozos, abogados y sus protectores resultaron al final los beneficiarios
directos.
En este guión de novela negra, destaca en primer lugar el matrimonio de
Claudio Niño Fuentes y Cristina Belmont, a quines Nellie, como directora de la
Escuela Nacional de Danza, da trabajo como conserjes siendo ella directora de
la Institución.
Abusando de la mala condición física de Campobello, Claudio y Cristina,
ocultan a la maestra y no permiten “visita alguna” para ella. Cristina en 1983
funge como directora en funciones de la Escuela Nacional de Danza y eso hace
que padres de familia de esa institución y Martín Díaz y Díaz, representante
jurídico del INBA interponga una demanda “por secuestro” y el matrimonio
Niño-Belmont, sean detenidos por tres meses en el año de 1984, siendo liberados
al ser presentada Nellie Campobello físicamente por el Abogado Enrique Fuentes
León ante la juez cuarto de lo penal Margarita Guerra el 10 de abril de 1985.
Lo que provocó la revocación de la libertad bajo fianza del matrimonio. Y a
partir de ahí ya no se supo más de Campobello hasta que fueron encontrados sus
restos el 22 de diciembre de 1998 en el panteón Dolores del municipio de
progreso de Obregón en el estado de Hidalgo.
Localización que se dio por un “error” del mismo Claudio Niño Fuentes,
al asistir a principios de diciembre de 1998, a declarar ante el ahora
expresidente de la Comisión de Derechos Humanos, Luis de la Barreda y
confesarle “ que ella estaba con vida y bien, en un lugar donde no quería que
le molestara”, dice José Antonio Aguilar, primer visitador de la CDHDF.
Convienen, entonces, en asistir al lugar donde se “encontraba” Campobello pero
kilómetros antes del panteón Dolores de Progreso de Obregón, Hidalgo, el mismo
Claudio se desdice del acuerdo y los deja a la mitad del camino. Los
funcionarios de la CDHDF solicitan la ayuda del ministerio público federal para
localizar alguna acta de nacimiento, registro de propiedad o acta de defunción,
el nombre de Francisco Moya Luna o Nellie Campobello, resultado positiva la
localización de una acta de defunción y se procede a la exhumación de los
restos, según consta en el acta SC/2823/98-03
Por estos hechos, la Procuraduría Capitalina, y con base en una
denuncia judicial interpuesta por el “ Comité Dónde está Nellie”, y una carta
denuncia firmada por más de 300 intelectuales, se procede a la detención de
Claudio Niño Fuentes y el abogado Enrique Fuentes León y de Cristina Belmont, a
quien “nunca localizó” la policía. Así por “presunta privación de la libertad,
Claudio Niño y Enrique Fuentes” son detenidos. Claudio incluso alcanzó una
sentencia de 27 años, en tanto que Fuentes de León como posible copartícipe del
secuestro, no llegó a ser sentenciado y Cristina Belmont, ni sus luces, jamás
pisaría la cárcel.
Pero ni los testimonios de testigos oculares, que alimentaron y vieron
como fue sepultada Nellie, como las declaraciones de la familia Moya, fueron suficientes para hacer respetar
la sentencia y el proceso que seguía. “Por fallas técnicas”, la séptima sala
penal del Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal resolvió dejar en
libertad absoluta en diciembre de 2001 Claudio Niño Fuentes y Enrique Fuentes
León el 9 de enero del 2002 y declarar nulo el proceso contra Cristina Belmont.
La Danza
de los testamentos
Al “irse” Nellie, una riqueza histórica y artística y en bienes
muebles, quedó pendiente y en litigio.
En la notaria número 96 del distrito federal, bajo la responsabilidad
de Tomas O’Gorman, Campobello declara testamento público abierto, el 17 de
septiembre de 1973 como “ única heredera de todos sus bienes y secciones y
derecho, presentes y futuros a su hermana la señorita Judith Campell y Morton y
que en caso de muerte de la testadora se amplía sus facultades a sus hermanos
don Mauro, don Carlos y doña Gloria, todos de apellidos Campell y Morton.
Once años después, ya bajo la custodia de los “mozos” Fuentes y
Belmont, en quien la escritora de la revolución mexicana había depositado toda
sus confianza y con más de ochenta años a cuestas ya sin ser “visitada” por
familiares ni amigos, recluida en su casa de Ezequiel Montes 128, Campobello
sorpresivamente cambia, “revoca” el testamento original, cediendo sus bienes a
su exalumna Cristina Belmont.
El seis de febrero de 1984, ante el notario número 94 del Distrito
Federal, en el testamento público abierto 17.682, en su fracción segunda, se
establece que “intuye y nombra como su única y universal heredera de todos sus
bienes presentes y futuros a la señora María Cristina Belmont Aguilar de
Fuentes, a quien deja como albacea. El mismo escrito específica en su fracción
tercera: “ Deja a la misma señora Belmont los derechos que tiene en la obra
artística de José Clemente Orozco, Roberto Montengro, Carlos Mérida, Julio Castellanos
Michel y Gloria Campebello, que son de su propiedad”.
No obstante que ya había una revocación del primer testamento,
inexplicablemente, Nellie “bajo su propia voluntad”, revoca el segundo
testamento en insiste, según el testamento público abierto ante el notario 94,
Higinio Guerra y Guerra, el 17 de octubre
de 1984, en dejar como “ heredera universal a Cristina Belmont, de todos
sus bienes presentes y futuros” incluyendo las obras artísticas antes
mencionadas y que este testamento “ subsiste como su única y deliberada
voluntad”.
En particular llama la atención que la firma alcalce del testamento que
es poco clara, Nellie estampe su firma en dos ocasiones y aún endebles trazos no escriba correctamente su nombre o
nombre artístico, así aparece una sobre otra: Nellie Campell Monta Morton
Moya (sic) y Nelly Francisca Luna.
Casualmente el testamento es firmado cinco meses antes que Enrique
Fuentes León y la misma Cristina Belmont, ahora “heredera universal” vayan a
para a la cárcel acusados del secuestro de la maestra en marzo de 1985.
¿La
heredera universal?
Buscada por la procuraduría del Distrito Federal y General de la
República, así como por INTERPOL, y nunca detenida, Cristina Belmont, “heredera
universal” de Campobello, fue localizada después de un año de intensa búsqueda
por este reportero, con quien sostuvo dos encuentros y una entrevista sobre el
presunto secuestro y la “herencia” de que ella es benefactora.
Des tez blanca, menuda de cuerpo, facciones afiladas, con voz suave
pero firme, responde a la pregunta ¿porqué motivos decidió permanecer oculta?
“Simple y sencillamente porque temí por mi vida, por la de mi familia,
por la de todas las personas que me rodean, mis nietos, en fin, todos. Ese fue
el motivo”.
Con cerca de setenta años a cuestas, ya lejos de Claudio con quien ya
no vive desde hace años, Belmont no considera culpable de nada, ni que haya
cometidos errores al “ocultar”a la señorita Nellie. Mi esposo y yo, sólo la
atendimos –argumenta..
La pregunta fue directa: Es público que usted aparece como la heredera
universal de Nellie, ¿Le interesa tal herencia o la rescataría?
“La rescataría por la señorita. Y si soy heredera es porque ella
siempre me dijo que yo era una persona con la cual se identificaba y quiero
puntualizar esto: cuando la señorita falleció, yo no hice alarde de ser
heredera ni solicitar nada. Por tanto (que) se ha dicho sobre mí, que si esto,
que si lo otro, que lo voy a rescatar. Y nada más lo voy a rescatar para que
todas esas personas, todos mis detractores que han hablado de mí, hablen con
provecho. Y voy a llegar hasta las últimas consecuencias, porque ahora sí
Cristina Belmont va a seguir y seguirá siendo la heredera universal y seguiré
siendo como decía la señorita Nellie, la muy, muy...lo voy a ser, topo donde
tope”.
La casa
en Ezequiel Montes
Considerada una de las bellas
casas de los años treinta, a unas cuadras del Monumento a la Revolución en la
Calle de Ezequiel Montes 128, Nellie Campobello compartió la mayor parte de su
vida, desde su llegada a México en 1923. Ahí convivió con sus hermanos, Gloria
(media hermana), Carlos, Mauro, Pedro y Judith, además de contar casi hasta sus
últimos días con su dama de compañía o secretaria Carmen Huerta.
Dos pianos verticales, tapetes y jarrones persas, muebles estilo Luis
XV, vajillas, muebles de finas maderas, candelabros florentinos, cuadros
pintados por Diego Rivera,, bocetos de Roberto Montenegro y un gran cuadro de
Pancho Villa pintado Orozco, destacado en una de las salas principales. Además
de contar con varias recámaras lujosamente tapizadas con roperos especiales
para el guardar más de treinta abrigos, algunos de chinchilla y estolas de
zorro. Un solar con un gran vitral, que bañaba de calor las mismas recámaras y
una amplia biblioteca con volúmenes considerados incunables y escritos
originales de Martín Luis Guzmán a demás de poseer una par de banderas que
utilizara el general Francisco Villa en una de sus batallas, así como
innumerables cartas, diplomas firmadas por los presidentes de la república
donde destacaban escritos del presidente Venustiano Carranza y los centenarios
que éste le había regalado.
Y ahí mismo, en el segundo piso, un pequeño cuarto acondicionado como
bodega, arriba del baño posterior de la casa, el famoso tesoro que tan
celosamente cuidó Campobello: los múltiples telones pintados por José Clemente
Orozco, Roberto Montenegro, Carlos
Mérida y Julio Castellanos.
Al desaparecer Campobello aquel 10 de abril de 1985, al salir del brazo
del abogado Enrique Fuentes León, después de ser presentada ante la Margarita
Guerra como juez cuarto de lo Penal y propiciar la liberación de la pareja
Fuentes-Belmont, recuérdese entonces presos, su casa, la casa de Ezequiel
Montes fue producto de robo y saqueo, según denunció el mismo Claudio Niño
Fuentes.
Once meses después, ya desaparecida Nellie, la casona en Ezequiel
Montes fue vendida a Virginia Tecich Clevelan de Fuentes León, según consta en
el registro público de la propiedad 5551557, por un monto de 7’952,702.00.
Paradójicamente la casa es “vendida” por Nellie cuando ya está
desaparecida, a la esposa de quien fue el abogado de los Fuentes-Belmont y
posteriormente el mismo abogado, Enrique Fuentes León, quien sería acusado de
copartícipe del mismo delito en 1999.
Una fuente de información que pidió el anonimato, dijo a este reportero
que la cantidad del monto asignado a la compraventa del inmueble lo habría
establecido el mismo abogado Fuentes León a Claudio Niño como parte de pago por
haberlos “sacado de la cárcel, a él y su esposa en 1985, entregándole sólo mil
pesos en efectivo”. Hasta el momento no aparece documento alguno donde conste
que se haya realizado la operación financiera y sólo el registro de cambio de
propietario ante el Registro Público de la Propiedad.
Ya en el abandono y ruinas, saqueada la casa, que incluso llegó a ser
albergue de niños de la calle y pandilleros, en el año febrero de 1999,
casualmente la casa es invadida por un grupo de indígenas mazahuas, que “al ver
que nadie reclamaba la casa, una veintena de familias decidió ocuparla y
reconstruirla para habitarla”, declaró a este reportero, Cirilo Moya, quien
afirmó “ no saber de quien era, pero que si aparecía algún dueño entrarían en
pláticas”.
Fue precisamente ese 12 de febrero de 1999, cuando este reportero,
ingresó a la casona en Ezequiel Montes y logró constatar que este grupo de
mazahuas sepultaban, entre escombros,
libros, fotografías y vestuario en la misma casa que había sido habitada por
Campobello por más de más de sesenta años, lo que fueron algún día sus
pertenencias.
Una escalera caracol de
madera rojiza, con la polilla como sello de su servicio, que daba a un pequeño
cuarto con paredes de madera verdes donde meditaba Nellie, la vieja cocina, al
fondo y un pequeño solar, cementerio de sus gatos. Todo, ese día, estaba
revuelto, escombros, pedazos de libros, maderas, orillas de cartas a mando con
la misma letra de Nellie, cuadros, folletos, fotografías originales tomadas por
los hermanos Mayo. Esa como el paso del huracán con tintes de aparente
reconstrucción para que se establecieran los mazahuas.
Y ahí, en el segundo piso, de un derruido baño, el mismo reportero en
compañía de un camarógrafo descubrió los 17 telones pintados por Orozco,
Montenegro, Castellanos Mérida y Antonio Ruiz.
Estos telones, fueron utilizados en las puestas en escena con que
Campobello representaba sus escenografía, con música de Carlos Chávez, guión de
Martín Luis Guzmán y la coreografía de las Campobello, eran puestos en el foro,
principalmente de Bellas Artes.
“Sílfides”, “Umbral”, “Alameda 1900”,“Fuensanta”,Feria”,
"Ballerina”,”Obertura Republicana”, “ Ixtepec”, son parte de los 17 telones
descubiertos ahí arrumbados, antes de que los mazahuas los destruyeran pensando
en calentar con “ esos cartones” el café y comida”. Después INTERPOL
intervendría, por ser bienes nacionales, porque algunos de éstos telones fueron
donados por Campobello a Bellas Artes y los “recuperaría” para ser entregados
al INBA, lugar que los tiene bajo su resguardo, sin efectuar hasta el momento
su reconstrucción” en espera, de que se resuelva el conflicto legal y ver a
quien pertenecen.
Por lo pronto, veinte familias mazahuas afiliadas al PRI, disfrutan de
su nuevo hogar,
“ Reconstruido por ellos y que
lo han convertido en algo habitable y si viene alguien a reclamarlo, pues
estamos dispuestos a entablar diálogo”, dice Cirilo Moya a este reportero..
La servidumbre ¿custodios de la
herencia?
La casa
de Las Abejas, en Ecatepec, Estado de México
En medio de un gran
solar asoma una casita blanca, a un lado, una alberca pintada de azul de
grandes bordes y una vieja carreta llena de flores, aún con sus enormes sauces,
sus decenas de carrizos sembrados por la misma Nellie, lucen, todavía la casa
de descanso en la que acostumbraban pasar los fines de semana, las hermanas
Campobello en compañía del escritor de la revolución mexicana, Martín Luis
Guzmán.
Es la Casa de las Abejas, de cinco mil metros cuadrados, ubicada en
avenida Ecatepec Oriente No.12, a un costado de la catedral, se suma a la
fortuna de Nellie Campobello que no le fue permitido recuperar, porque la
muerte le alcanzó en el anonimato forzado bajo el cual la tuvieron Claudio Niño
Fuentes y Cristina Belmont.
Ahora, “su encargada”, Olivia Cárdenas, una señora morena, gruesa de
piel y de vivaz mirada y suelta en el habla, tipo costeña, quien había rehuido
a ser entrevistada sobre el origen de la posesión por fin decide hablar por
primera ocasión a un medio de información, porque dice sentirse oprimida “por
la injusticia en contra de la señorita Campobello”.
¿Cómo conoció a Nellie Campobello y cuál fue su relación?
-Yo me casé en el año de 1968 con Leobardo Gutiérrez (ahora separados)
Mi suegra, Clara Gutiérrez, fue vecina de Nellie en la calle de Ezequiel Montes
y le ayudaba en su casa. Y a partir de ahí se da una relación personal.
Por ese tiempo -dice Olivia Cárdenas- mi suegra tenía gatitos, los
cuales le causaban problemas con el vecindario de Ezequiel Montes. Y Nellie, que
tenía más de 30 gatos entre ellos, uno
de nombre “ el sol”, le dijo un día a mi suegra: sabes qué güera, te me vas a
Las Abejas y así fue como nos trasladamos para acá. Ya cuando llegamos a mí me
dijo Nellie: a ti te dejo aquí en medio del terreno en esta casa, que es el
lugar donde Gloria y yo veníamos de descanso. Y desde 1968 estoy aquí…cuidando
la casa”.
Ubicada a una cuadra de la Catedral de Ecatepec, en el centro del
municipio en una de las principales avenidas con todos los servicios, el gran
terreno de cinco mil metro cuadrados, destaca por su amplitud y sus enormes
sauces.
En el registro de la hacienda municipal, con el número 639994 y de No.
de cuenta 0940112904, se asienta que el último pago de impuesto predial se
realizo en el 1973, bajo el nombre de la legítima propietaria “Cambell Morton
Nelly “.
La casa no ha sufrido cambios sustanciales, excepto la construcción de
unos locales comerciales que la avenida principal. Olivia Cárdenas describe
cómo estaba antes la casa de descanso
“ Aquí no fue bodega ni guardó los famosos telones, aquí vivió Pedro el
hermano de la señorita. Esta era una finca hasta donde había un pozo, y se
cultivaban hortalizas y todo, aquí en la casa había un altar donde ella tenía a
todos sus santitos, tenían también una terraza, que se tapo, porque yo tengo
mucha familia, ocho hijos y una decena de nietos y entonces la habitamos. Tenía
dos habitaciones, una era de Gloria y la otra de Nellie”.
Con cierta
nostalgia recuerda Olivia Cárdenas, “ en sí, fue siempre fue una finca
abandonada durante más de quince años, o sea, desde 1968, hasta cuando la
raptaron o que se fue con la familia de Claudio Niño y Cristina Belmont, desde
ese año si llegó a venir una seis o siete veces, fue mucho, ni tampoco antes”.
¿Cuándo deja de ver a Nellie?
-Yo saco fechas por mis hijos, por ejemplo de juanito que tiene 20
años, hace como 17 años que deje de verla.
-¿Con qué derecho sustenta seguir viviendo en esta hacienda?¿Qué tiene
de Nellie que acredite al menos que se la encargó, o si es que tiene ya a su
nombre la propiedad? ¿Tiene algún permiso para habitar aquí?
Sí, responde en tono mesurado Olivia Cárdenas. Se dirige al interior de
la casa, y regresa con un papel color rosa ya descolorido, escrito a mano por
la propia Nellie. Con dificultad se lee:
“ Leobardo Gutiérrez, le dejo a
usted esta propiedad y no permita por motivo alguno venga otra persona en mi
representación. Les quiere a usted su esposa e hijos, Nellie Campobello, 1971”.
El documento poco legible, con débiles rasgos en su escritura de la
mano de Nellie, letras sin la firmeza en sus trazos, roturas en sus costados,
descolorido por el tiempo y sin algún tipo de sello o número que identifique
que este documento fue avalado por alguna autoridad o notario, Olivia Cárdenas
quien guarda celosamente este endeble documento “legal” en un baúl inserto en
una bolsa de plástico transparente, remata ante el reportero el tema de
propiedad:
“ Nellie nos dio el documento, a Leobardo y a mí ( actualmente
separados) y eso es lo que nos ampara, el porque estamos aquí…no estamos nos
mas…por nosotros y… el tiempo que tenemos”.
Olivia descarga una leve sonrisa al mostrar el documento que “ aunque está bien feito, pero así lo
conservo”, el cual dice le permitió
enfrentar un intento de despojo, del mismo Claudio Niño Fuentes.
“Después de que vino Claudio en compañía de Carlos A. Dupont a intentar
sacarnos de la propiedad y cuando ya no aparecía la señorita, yo le dije que me
negaba, porque a parte del documento estaba la palabra de la señorita Nellie y
no saldría. Entonces se disgustó y seguían viniendo y un día yo le dije, que
estaba bien, que nos íbamos a salir siempre y cuando nos pagara el tiempo que
estuvimos cuidando la propiedad”.
Entonces Leobardo me decía: ¿Oye, si nos vamos a ir? “Y yo le
contestaba-continúa- Olivia Cárdenas- mientras no nos paguen y la señorita
Nellie no venga no nos vamos a ir “
Con ocho hijos y una decena de nietos, esta gruesa señora de corte
costeño y grata sonrisa, afirma que no abandonará
la casa porque tiene “ un papel que la ampara, ni Claudio ni nadie tiene
derecho más que yo, además he invertido en su cuidado, sentencio Olivia.
En medio de un gran solar una casita blanca brilla, a un lado una
alberca pintada de azul de grandes bordes y viejas carretas llenas de flores,
dibujan el lugar de descanso de fines de semana que disfrutaron Nellie, Gloria
y Martín Luis Guzmán.
Aún con sus enormes sauces, sus carrizos sembrados por la misma Nellie,
rodean la pequeña casa al centro, que en su comedor, tiene en una de las
paredes principales la foto del general Francisco Villa y de Austreberta
Rentería viuda de Villa, sonriente de pie, recargado en su brazo derecho, de
sombrero y chaleco con mangas de lana, sobre la silla donde está sentada y
elegantemente vestida de negro Austreberta.
El predio, ubicado en el corazón de Ecatepec, a un lado de la catedral,
alcanza sumas millonarias en su valuación. Aquí se podría construir una unidad
habitacional para doscientas familias o una buenas residencias o una gran plaza
comercial.
La casa de Villa Ocampo
En la tierra roja de
Durango, en Villa Ocampo, Durango, lugar donde nació Nellie, casi frente a la
presidencia Municipal, por muchos años la casa que la vio nacer estuvo
deshabitada. Ya en ruinas, convertida en un terrero y como nadie venía, la
presidencia municipal decidió expropiar el terrero para hacer ahí un salón de
reuniones.
En 1985, después de
haber presentado a Nellie ante la Juez Margarita Guerra y ser liberados Claudio
y Cristina, en su desenfrenado afán por alejarse de la prensa y de la justicia,
decidieron llevar a la maestra a la tierra que la vio nacer. Ahí permanecieron
algunos meses, primero en la casa del expresidente municipal y viejo conocido
de Nellie, Pedro Dávila.
Entrevistado en el
mismo municipio de Villa Ocampo por este
reportero, Pedro Dávila, afirma que presenció como se le daban sedantes a la
señorita Nellie, era como “ una extraña sobreproctección. De repente estaba
bien pero venía dizque su comadre y le daba su pastillita y se volvía como
retrasada, ya no se podía hablar con ella”.
Después -dice Pedro
Dávila- se nos perdieron hasta que supimos que por ahí, por Hidalgo encontraron
sus restos”.
En documentos
firmados por Campobello con sello de la presidencia municipal, ella habría
regularizado la donación del terreno que un día la vio nacer. Esta acción,
señala Pedro Dávila, fue propiciada por el mismo Claudio ante Campobello como
una forma de “ganarse a la autoridad local pensando en que no tuvieran más
problemas de los que ya traía esta pareja desde México, al ocultar a la
maestra”.
Los “presuntos” secuestradores
Claudio Fuentes y Enrique Fuentes
León
Al salir de la
cárcel, liberado de toda culpa, Claudio Niño Fuentes, decidió realizar una exposición
“artística” como homenaje a Campobello, exposición que realizó con los mismos
materiales de desecho mientras estuvo recluido por más de tres años.
En entrevista
exclusiva con este reportero, el pasado 30 de abril de este año, Claudio Niño
se defiende de las acusaciones que lo llevaron a estar recluido y privado de su
libertad, pero no de su “creatividad artística”, se ufana.
Sobre los últimos
días en que “ atendió a Nellie” afirma:
“ Estaba ahí sobre su
cama llena de mierda de gatos, después de haberla cacheteado su secretaría
Carmen Huerta, la encontré en un estado deplorable, así fue como rescaté a mi
comadre Nellie Campobello. Mi único delito fue haberla salvado”, responde
secamente
¿Fue víctima de una
injusticia o fue un accidente? Insiste el reportero ante un Claudio Niño de
dura mirada, rostro inexpresivo, quien responde con seca y roca voz: “ No fue
ni accidente ni equivocación”.
-¿Qué le dice a los
más de trescientos intelectuales, escritores, dramaturgos, investigadores de
arte y periodistas que firmaron una carta donde pedían su castigo por el
presunto secuestro de la maestra Nellie?
-Que faltaron los
pepenadores, los albañiles y los boleros.
¿Le debe gratitud a
su abogado, Enrique Fuentes León?
-¿por qué? Responde
en tono de sorpresa.
-Porque fue su
abogado la primera ocasión, cuando estuvo preso en el año de 1985, acusado de
mantener retenida a la maestra Campobello y gracias a él usted salió de prisión
en esa ocasión y ahora el despacho de
abogados de Fuentes León, le ayudo a
salir, e incluso él lo acompaño a la cárcel en estos tres años porque fue
también acusado de secuestro de la
exdirectora de la Escuela Nacional de Danza, insiste el reportero.
Después de un
reflexivo silencio, Claudio Niño, el hombre que ocultó por más de quince años
la muerte de Campobello ataja: “ esa fue la voluntad de su comadre”-Porque debo
tenerle gratitud...gratitud a medio mundo. ¡No señor!..Somos parte del juego.
-¿Qué opina del
sistema penitenciario?
-El sistema es un
Kinder Garden, responde lacónico.
La entrevista se
desarrolla en el momento de la inauguración de su exposición “Los telones,
el ocaso y la danza, la dificilisima descorrupción”, presentada bajo el
cobijo del palacio que alberga al Club de Periodistas, en la sala José Pagés
Llergo, por cierto a la cual no asistieron más de diez invitados.
Serio, enfundado en
un chaleco de cuero y de mezclilla, Claudio Niño se regodea de su obra.¡ Todo
esto lo hice mientras estuve en la cárcel! Con los materiales de desecho, desde
palillos hasta botes de lata, madera fragmentada, papel y múltiples recortes de
planas de periódicos y con objetos y
muebles que pertenecieron a la escritora de la revolución.
La obra refleja
desprecio hacia la autoridad, es un homenaje a la injusticia. Las imágenes de
Nellie en blanco y negro se repiten en una secuencia infinita en los múltiples
colages donde señala a sus acusadores.
“ Mi encarcelamiento
no es accidente, ni equivocación, es simple y llanamente...”, balbucea Claudio
Niño y fija la mirada del ojo izquierdo en la grabadora del reportero, se da
media vuelta y avanza trece pasos al cruzar el salón de la exposición para
detener su andar justo frente de un oscuro cuadro del cual peden tres cruces,
un jarrito, un rosario y un manzanal y reta al reportero a descifrar el
mensaje.
Apurado, dice, te lo
voy a describir: “ esto es una margarita negra, y otras dos, de colores
amarilla y blanca, que salen del jarrito y posan debajo de una pequeña cruz de
madera que representa el santo oficio,
en medio la toga de la luna, un tecolote, la estrella, el birrete y la escuela
Nacional de Danza, coronando la imagen con la cruz gamada, el nazismo. Del lado
izquierdo un rosario colgando que se empalma con una manzana y del lado
derecho, escurridas líneas blancas, sobre fondo negro que son mis miedos”, dice
sonriente el “artista”.
El reportero le
pregunta si con esta representación está culpando a la juez, Margarita Guerra y
ahora ministra de la Suprema Corte de Justicia.
-Ella es la
protagonista- responde sarcásticamente.
El reportero vuelve a
la interpretación :¿ Y la manzana y el rosario serian Rosario Manzanos, la
reportera de la revista Proceso?
A lo mejor, responde
Claudio dejando caer los párpados y
mordiéndose ligeramente los labios.
Se le pregunta a
Claudio Niño si va a reclamar la herencia.
-¡No! Dice
rápidamente. Lo que me interesaba era la vida de mi comadre. Nunca me
importaron sus riquezas-remata en tono fuerte.
Se le recuerda a
Claudio Niño que el último testamento de Nellie Campobello (del cual incluso
estaría por abrirse una investigación porque se presume falsificación de la
firma de la maestra) deja como heredera universal de todos sus bienes, “
presentes y futuros” a su legítima esposa Cristina Belmont y se le inquiere si
él reclamara la herencia: No, dice, lo que me interesaba era la vida de mi
comadre. Nunca me importaron sus riquezas. Además yo no aparezco en ese
testamento, a mí no me toca.
Y de la casa de
Ezequiel Montes 128, ¿quién la vendió?
-No sé, dice en tono
suave.
Según el registro
público de la Propiedad de la ciudad de México, la propiedad fue vendida el
cuatro de junio de 1985 a Virginia Techich Cleveland de Fuentes, actual esposa
de Enrique Fuentes León, tiempo en que ya estaba desaparecida Nellie
Campobello, se le inquiere.
-Yo no tengo
conocimiento de quién vendió la casa, afirma al tiempo que frunce las cejas.
La sala huele a
basura tratada, el material de las obras de arte, trabajadas con el esmero que
dan tres años tras las rejas, desprenden su esencia. Afuera, en el pasillo un pequeño gato negro, no se atreve a
entrar a la sala José Pagés Llergo del Club de Periodistas, se queda mirando y
quizá lo que lo convocó fue ese singular olor de las “obras de arte”
El otro presunto,
Enrique Fuentes León.
Con un marcapaso y
dos conatos de paro cardiaco, Enrique Fuentes León, lo primero que hizo al día
siguiente de ser exonerado de la complicidad del “presunto” secuestro de
Campobello en calidad de copartícipe, fue asistir a la iglesia de San Judas
Tadeo, allí, junto a la Alameda Central, en el centro de la Ciudad de México.
Acompañado de su
esposa Virginia Techic de Fuentes León y el penúltimo de sus hijos, Enrique
Fuentes Techic , el pasado 10 de enero de este año, fue entrevistado por este
reportero en las afueras del templo. Minutos antes, postrado ante la imagen de
este señor
“ de los problemas imposibles”, esperando que
el padre de la misa de la una de la tarde de ese jueves le echará agua bendita,
rezó por su reciente excarcelación.
Con paso lento y
vestido de manera informal, con el semblante relajado, este reportero se
identificó y preguntó si culpaba a alguien por haberlo señalado como “presunto
responsable en el caso Campobello.
“No, no culpo a
nadie, así es la justicia en ocasiones se equivoca”, contestó en forma breve.
Renuente a hablar
sobre el tema, pidió comprensión por su salud y tiempo para reflexionar sobre
el pasado. Ahora, permítame, disfrutar estos minutos con mi familia, dijo
Fuentes León, se apartó de la grabadora, mientras se enfilaba a su camioneta
negra, en compañía de su esposa e hijo que portaba un nicho de San Judas Tadeo
y sus dos guaruras.
Ahora denuncia por despojo
Carlos Moya, hijo
legítimo de Carlos Mateo Moya Luna, hermano de Francisca Moya Luna o Nellie
Campobello, revienta ante la injusticia de ver liberados a los principales
implicados en la “desaparición de su tía”.
El mismo que tiene
sospechas de corrupción a los jueces que liberaron a “estos dos angelitos” y de
paso a Cristina Belmont. Si los jueces y
las procuradurías ya no pueden sentenciar a estos dos por el secuestro de mi
tía-dice en tono alarmante-ahora será por robo de todos sus bienes, tesoros y
la obra artística que construyó con su esfuerzo y la adquirió por lo que ella
representaba y contra de quienes resulten responsables.
Carlos Moya, según el
primer testamento, aparece como el heredero legítimo por línea directa de
sangre en el árbol genealógico de los Moya Luna y según su abogada Norma
Rodríguez, “ tiene todo el derecho de ejercer esa facultad, porque presumimos
que los testamentos fueron falsificados o fueron firmados por Nellie bajo
presión y sedantes, además de que se realizaron cuando la señorita ya no estaba
a luz de la sociedad ni de sus familiares”.
La investigación ya
está en marcha, toda vez que ante el gobierno de Durango, el pasado 26 de mayo
de 1999, Carlos Moya Ochoa solicita a la procuraduría del Estado “ intervenga
en forma directa para una investigación completa y exhaustiva ante las
instancias federales y locales para efecto de “ localizar los bienes que eran
propiedad de Francisca Moya Luna”.
En entrevista
exclusiva con este reportero, Carlos Moya
siente frustración ante la aplicación de la justicia en el caso de su
tía. “ No es posible que toda la investigación se haya ido a la basura, todos
los testimonios y ¿las pruebas dónde quedaron? Se pregunta.
Ahora recuperar la
herencia que su tu tía dejó a su familia, será una prioridad de este legítimo
heredero, quien por cierto no tiene casa alguna y lugar seguro donde dormir, vivir.
Fin…
( Esta historia será
parte de un libro, que una década después aportará más datos a la
investigación).
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