martes, 8 de abril de 2014

Basilio González, cinismo laboral y salario estratosférico.


El cinismo de la política laboral, echa por tierra al nuevo PRI
 

·        Salarios desproporcionados, semejan tiempos del porfiriato

 

·        Basilio González, presidente de la Comisión Nacional de Salarios Mínimos, un quiste del sistema

 


·        “Que devuelva el dinero obtenido con los esfuerzos de miles de trabajadores”.

 

·        En 23 años ha ganado como presidente de la CNSM, casi  46 millones, como “producto de su trabajo”.

 


Coyoacán.- Lejos de ayudar a su partido en tiempos de visible descomposición ética, y de organización política interna, el Secretario del Trabajo, a nivel federal, Alfonso Navarrete Prida, sale en defensa del Presidente de la Comisión Nacional de Salarios Mínimos, Basilio González, quien fue expuesto por la prensa como un funcionario que percibía un salario de 3 millones de pesos.

No, dijo, Navarrete, sólo gana 2 millones 82 mil 156 pesos anuales. Como si el país estuviera en bonanza, el funcionario de Peña Nieto, responsable de velar por los intereses de los trabajadores, sus derechos y conciliar ante los patrones sus relaciones y liquidaciones ante la ley, decidió dar la cara por un hombre que tiene en ese puesto 23 años como presidente de una Comisión que se ha encargado de pulverizar el salarios de los trabajadores de este país, que no ayuda, no contribuye a superar los míseros salarios de los millones de trabajadores que sí crean la riqueza de este país.

El “Don”, como lo llama el secretario del trabajo a este funcionario que ha obtenido del erario público, cerca de 46 millones de pesos en sus 23 años de presidente al frente de la CNSM, considerando la inflación, los ajustes de fin de año y no considerando los bonos sexenales y de fin de administración, son la muestra de los altos contrastes en que se desarrolla la política administrativa de la gente del poder en relación con la miseria económica en que viven millones de trabajadores.

Este señor funcionario transexenal, multipartidista, según su expediente laboral y funcionario tanto con el Pri, Pan y ahora Pri, ha sido y es el responsable de frenar toda lucha por mejorar el salario de los trabajadores mexicanos, de que “ los trabajadores no se salgan del huacal ”.

Este asunto de los salarios se torna interesante cuando leemos la percepción que reciben otros secretarios de Estado,  los cuales tendrían más peso en la administración pública, y no reciben más pesos en su patrimonio que el que preside la Comisión Nacional de Salarios Mínimos.
 

Para tener una aproximada idea del tema, sólo mencionaremos algunos de los puestos a nivel de secretario y que obtienen menos plata que el “Don Basilio”.

Miguel Ángel Osorio Chong (Gobernación): 151,049 pesos

José Antonio Meade Kuribreña (Relaciones Exteriores): 145,277 pesos

Luis Videgaray Caso (Hacienda): 145,284 pesos

Rosario Robles Berlanga (Sedesol): 124,694 pesos

Emilio Chuayffet Chemor (SEP): 168,045 pesos

 Mercedes Juan López (Salud): 124,775 pesos

La lista es amplia, pero preferimos sólo mostrar algunos botones salariales que rebasan en mucho, las aspiraciones de cualquier ciudadano común y que ofenden a la vista saber “cómo administran”.

Dice el refrán, te hablo a ti Pedro, para que me entiendas Juan.
 

Alfonso Navarrete Prida, con su puesto de supersecretario del Trabajo, gana más que el presidente de la República, su sueldo mensual según su declaración patrimonial es de 672,452 pesos.
 
 

En un país, que se liquidan a las instituciones del Estado en aras de convertirlas en empresas eficientes, con millones de desempleados, con una economía que sólo crece dígitos en discursos y cada trimestre se adelgazan, es un real insulto la percepción de estos salarios y más los que dicen defender a los trabajadores.
 

Con estas nuevas políticas salariales de los funcionarios, lo único que alumbran, son el cinismo con que salen a declarar a la prensa envalentonados para defender el hueso público.

El Pri como vemos, no muda de piel.

 

 

 

lunes, 7 de abril de 2014

Michoacán, el desmoronamiento del Estado

 

Michoacán, el desmoronamiento del Estado


 

La involución social se presenta cuando el Estado no cumple son su razón y deber ser. El caso de Michoacán llama la atención al suplir lo que se creía solo pasaba en Tijuana, una región limítrofe, la orilla del país, pegada al desierto y en la puerta de la gran urbe del mundo. Con un amplio sentido de imaginación geográfica, quizá la frontera se recorrió al centro del país, porque Michoacán padece de los mismos males sociales que aquella interesante ciudad fronteriza.

Pero Michoacán, claro un estado, no una ciudad, tiene un agravante más: la falta de un sólido, constante y permanente gobierno. Un ejecutivo débil como el mismo rostro de su gobernante, ausente por enfermedad, luego un gobernador interino, hoy arraigado por 40 días por existir indicios de su relación con el narcotráfico, después, vuelta del mismo gobernado Fausto Vallejo, después el llamado virrey, el comisionado Alfredo Castillo.

La solicitada desaparición de poderes en ese estado, ha llegado al mismo congreso de la Unió y al Senado, que ven compleja la situación, que han preferido desecharla. Otro tema que está a punto de salirse de cauce, es la relación de los denominados grupos de autodefensa con el gobierno federal y el mismo gobierno local.

Autodefensas y gobierno han firmado acuerdos los cuales no se respetan, ni se respetarán, una vez que se termine el parque, porque serán cartuchos quemados. Mireles, ese ciudadano con voz valentonada no tarda en llevar su propia autodefensa tras las rejas, igual que pasó al llamado Papá Pitufo. Obvio es que los desarmaran y si bien les va, serán incorporados como soldados o policías comunitarios pero sin rango, el poder es único y no se comparte, señala el refrán y este caso no será excepción.

No hay una verdadera política de recuperación del Estado mexicano en Michoacán. La aparente limpia no llega a fondo, es simulación. El michoacanazo, fenómeno político, social, cultural y económico, ya tiene otros referentes en los estados norte del país con menor o mayor intensidad pero que todavía no estallan en crisis.

Michoacán puede ser la muestra, el botón de lo puede ocurrir en otras esferas del poder. Estaremos atentos